jueves, 26 de agosto de 2010

Filosofía Martiana

La Filosofía es una de las ramas del saber que encuentro más interesante y diría, que apasionante. Cuando leí El mundo de Sofía se me redescubrió ante mi mente, algo que no recordaba desde mis tiempos de COU y que en su momento no era más que una asignatura, con la que puntuaría para mi selectividad, no como algo que formase mi espíritu. La novela de Jostein Gaarder, es uno de esos libros de introducción al pensamiento, de lectura fácil y sumamente entretenido, que recomiendo a quien no lo conozca, pues cuando lo leí, lo encontré fascinante.
El pensar es un ejercicio muy sano, que ahora en verano, libres de problemas, podemos dedicarle unos buenos ratos. Quien me conoce, o quien me ha conocido, sabe que me encanta pensar. Pero cuando lo hago, como algo inherente al género masculino, no soy capaz de hacer bien ninguna otra cosa.
De ahí surge ese bulo malintencionado que dice que estoy siempre en el aire...

Recuerdo cuando hice mi examen final de controlador aéreo, que cogí un folio, lo doblé y encima de la consola donde me iban a ir saliendo todos los vuelos que tendría que separar, anoté con letras mayúsculas: "PIENSA". Recordatorio innecesario y obvio, porque de eso se trataba. Pero como también se me acusa en ocasiones de hacer comentarios que son obviedades, pienso que fue un gesto que casaba perfectamente con mi forma de ser, aunque el resultado final de aquel examen no fuese el deseado.

Pero esta pasión filosófica, ha vuelto a mi vida. La he descubierto este verano. Es una nueva corriente del pensamiento, de la que me considero fiel seguidor y animo a los que quieran apuntarse. No tiene espíritu de asentarse, ni mucho menos, porque de forma inherente, está destinada a perderse.
Es la Filosofía Martiana, en absoluto así llamada por su origen en el planeta rojo, Marte, sino que tiene su cuna en la mente objetiva, obvia y lógica, de mi hija Marta.

Esta Filosofía es lógica:
- Tiri se marcha a final de mes a Tenerife. La llevaremos al aeropuerto y de ahí se marchará de vuelta a casa. Le explico a Marta que Tiri irá sola en el avión a Tenerife. Su respuesta es que eso no puede ser. Ella sola no puede ir en avión, por la sencilla razón de que no se sabe el camino...  

Esta Filosofía es obvia:
- No hace muchos días mientras disfrutaba de su merienda, alza la vista y me dice: Me encantan las galletas de chocolate, porque saben a chocolate... y a galleta.

Esta Filosofía es objetiva:
- Y además añadiría, que valiente y sincera:
Una noche de verano, tras un silencio que precede a una sesuda reflexión, sentados los dos en el porche, me pasa el brazo por el hombro y me confiesa: Hace tiempo, antes de que estuvieses con Mamá, cuando yo estaba en su barriga, no podía imaginarme que podría tener un padre tan guapo.

Por eso, ante tanta rotundidad, creo que es fácil entender no sólo que me haya convertido por completo, sino que ahora sea, más que un fiel creyente, un auténtico devoto.

viernes, 20 de agosto de 2010

Misa de una
















No me considero una persona en absoluto religiosa. Soy tan agnóstico, que dudo de todas mis convicciones, incluso de mi propio agnosticismo. Precisamente por esta tremenda duda y porque no estoy seguro de nada, es por lo que respeto profundamente las creencias de los demás y no me atrevo a juzgar a nadie como si fuese poseedor de la verdad absoluta.
Hace tiempo que no voy a misa. Soy de la promoción del padrenuestro antiguo, que solía concluir con: "...mas líbranos del mar", pues al océano bravío lo encontraba más peligroso que al mal mismo. Recuerdo con horror cuando entraba en la iglesia y me sorprendían a traición con una interminable misa cantada. Con ese tìpico grupito de jóvenes con acné, armados con guitarra y panderetas, reversionando (y destrozando) temas de Simon y Garfunkel (The boxer), o My Sweet Lord de George Harrison. Con resignación miraba hacia las alturas, buscando inútil refugio, pensando: Uffffff, lo que me espera, quién me manda venir...

Como mencionaba, hace muchos años que no me dejo caer por aquí, por una convicción personal, pero este domingo acompañé a mi hija Tiri, pues hace pocos meses que hizo la primera comunión y pensé que debía ir con ella.
Esta joven saltimbanqui de nueve años, bien podría entrar a formar parte del Cirque du Soleil, por sus dotes. No obstante, teniendo tan reciente su primera comunión, la catequesis previa y la solemnidad que tiene toda la liturgia misal, que se supone debía conocer, cuando salimos de casa, no fui capaz de vislumbrar el peligro.

Aquella era la típica misa de lugar de veraneo, repleta de gente bien, cargada de niños muy guapitos, repeinadísimos, todos bien vestiditos con esa ropa tan mona, que lleva en el pecho un jinete a lomos de un caballo.

Tiri, estaba situada convenientemente, sentada una fila por delante de mí. La idea era que no se distrajese, pero la realidad es que no dejó de hacerme muecas, girándose hacia atrás, buscando mi complicidad.

El cura decidió animar la velada y durante la colecta, nos fue haciendo balance económico de las cuentas de la parroquia, a modo de junta de una gran empresa. Su propósito era conseguir 1400€. Para ello, pide a los accionistas que estábamos en dicha junta,  que nos estirásemos un poco. Que prescindamos de alguna cerveza de este verano y dejemos 20€ en la bandeja.
- Sí que es caro irse de cañas en Málaga... - pensé.

Y llega el momento de ir a comulgar. Tiri me dice muy seria y en un tono que pueden oir los Lauren o los Hillfiger que tengo detrás:
- Papi, si me lo mojan en vino, no me lo pienso comer... ¿eh? Que ya me lo hicieron el día de la primera comunión y no me gustó nada...
Se levanta y cuando llevaba avanzados pocos metros, como buena católica y romana, se gira, sonríe y me guiña un ojo, haciendo el signo hacia arriba de los emperadores.

Cuando vuelve, en un tono audible para que lo oigan bien mis compañeros de banco, tocándose la barriga haciendo giros, me suelta:
- Ñam, ñam, ¡qué rico está!
Se sienta y se gira de nuevo hacia mí, diciéndome con cara de asco:
- Papi, ¡lo voy a escupir...!
Y antes de que pueda gesticularle con la mano, se ríe, abre su boca para mostrarme que está vacía y comparte con todos los que la quisieran escuchar:
- Que no, Papi, que es una broma...

Y después, nos marchamos a casa. Intenté sacar fuerzas para llamarle la atención por su comportamiento, pero no pude, porque seguro que se me escapaba la risa.
Así que para celebrar este reencuentro religioso, me senté en el sofá, me puse cómodo, y con ese delicioso placer que supone disfrutar de un manjar, me serví una cervecita bien fría.

domingo, 15 de agosto de 2010

Cambios
















En los comienzos de la era de la electricidad, la Edison Electric Company, en las habitaciones de los afortunados hoteles a los que les daba suministro, colocaba un rótulo que rezaba así:
"No intente encender la luz con una cerilla. Sólo tiene que girar el interruptor de la pared al lado de la puerta. El uso de la electricidad para iluminar, no es perjudicial para la salud, ni afecta el sueño". 

Además de la luz eléctrica, Edison inventó entre otros adelantos, el fonógrafo, capaz de grabar y reproducir sonido. La evolución de este ingenio, permitió que en 1963, un joven compositor llamado Robert Allen Zimmerman, también conocido como Bob Dylan, pudiese grabar una magnífica canción a la que tituló The Times They Are A-Changing, algo así como que Los tiempos están cambiando. Cántico inocente y lleno de candidez, pues su discurso optimista dirigido a la clase política, casi 50 años más tarde, permanece plenamente vigente, pues hay muchas cosas que por desgracia, siguen sin cambiar y sin tener sentido alguno.

El sentido lo perdió Suecia, cuando experimentó un cambio en 1967, que transformó las calles de su país. En la madrugada del 3 de septiembre, decidió modificar el sentido de la circulación de su parque móvil, para hacerlo por la derecha, como sus países vecinos. No se produjo ningún incidente, ya que la población había sido preparada por psicólogos y educadores viales, durante cuatro años.

Precisamente de Suecia, surgió el grupo ABBA, que en 1983 comercializa su album The visitors. Tras casi un siglo de dominación sonora, es el primer disco compacto, llamado CD, que retiraría de nuestras estanterías el disco de vinilo. Se produce un notable cambio en la mejora del sonido, y en nuestras costumbres. Se acabó el comprar agujas de diamante, el ruido de cotufas de la electricidad estática y el levantarse a dar la vuelta al disco.

Dicen que los CD's tienen los días contados por el cambio que ha supuesto la llegada de internet a nuestras vidas. Estos nuevos cambios ocurren más rápido de lo que creemos. ¿Cómo explicar a tus hijos que no hace mucho el cambio te lo daban en duros y pesetas, que no existía el e-mail, ni el GPS, ni Bob Esponja?
Marta ayer, sin ir más lejos, rumbo a la piscina, caminaba con la cabeza hacia atrás, mirando con asombro al ver por primera vez en su vida, a una mujer hablando en una cabina telefónica.
- ¿Qué hace esa señora? - preguntó a su madre.
- Hablar por teléfono - le contestó.
- Pero ¿por qué no llama del móvil?
Pregunta que no sorprende en este mundo actual en el que le toca vivir.

Y ante tanto cambio, los más duros de aceptar son los que experimentan tus hijos, que van creciendo y haciéndose mayores. Dentro de poco no podremos disfrutar de momentos de deliciosa lógica infantil, como los que nos van regalando cada día:
- ¿Mami, me traes un vaso de agua?
- Sí, Marta, enseguida... 
- Mami, corre, que se me va la sed...

miércoles, 11 de agosto de 2010

Vacaciones



















Debo reconocer que soy un privilegiado. Por varios motivos: Primero por poder irme de vacaciones, señal inequívoca de que tengo trabajo, lo cual en estos días es casi un lujo y por otro lado, por poder hacerlas en agosto, lo que hace que en el trabajo me llamen el Marqués, porque siempre acabado arreglándolo y las consigo tener este mes. 

Hubo una época cuando todavía los niños no habían llegado, en la que las vacaciones tenían otro planteamiento. Los horarios eran tan flexibles que no existían y los planes se improvisaban de un día para otro. Recuerdo con mucho cariño un viaje romántico que hicimos con nuestro Polito a Italia, sabiendo únicamente el comienzo, en Arlés y el Lago di Como y el resto fue planeado cada jornada anterior, reservando hotel el día antes al salir del hotel anterior. Así pudimos recorrer la Liguria y la famosa Toscana por carreteras secundarias, disfrutando del paisaje, del amor y de la perfecta compañía.
Ahora con niños, el verano ha cambiado. Esta es la familia Cebolleta, clásica familia numerosa de posguerra. Es mi familia, que paso a presentar para quien no la conozca y con ellos, paso mis vacaciones.

- Tere (mi suegra): Es una suegra atípica (porque es verdad y además porque es muy posible que lea este blog). Es mi mejor aliada y eso le hace ser distinta a las demás suegras. Siempre (o eso creo) está de mi parte. Siempre servicial y nada "metijona", es una ayuda imprescindible ante tanto niño y bebé, como describiré más adelante. Como contrapartida, le tengo prometido para dentro de muchos años, cuando sea una anciana, servirle carajillos camuflados de cortados, a escondidas de su hija.

- Paco (mi suegro): Es mi compañero de viaje en coche hasta Málaga, llevándome sin error durante 1100 Km de una tirada. Somos los encargados de la intendencia, yendo a hacer la compra cada día. Su presencia le da un poco de cordura a una casa, poblada en su mayoría por mujeres. Su punto de vista de las cuestiones cotidianas de sobremesa, hace los días sumamente entretenidos. A él hay que achacarle el que me llamen snob, que aunque no lo reconocerá nunca, sé que le encanta que lo sea.

- Belén (mi cuñada): Bautizada por mí, como María Angustias, por su lábil estado de salud, ha sido el gran fiasco de estas vacaciones. Mis intenciones eran endosarle a sus sobrinos y así tener una niñera para podernos ir de cenitas románticas, pero se ha desmarcado con una infección de caballo, con unas amígdalas, de mismo tamaño que unas canicas, que en mi tierra, cuando era niño, llamábamos bacotas. Tiene el mérito de haber logrado que no se me olvide que soy médico, lo que era una de mis intenciones en estas vacaciones. La otra, era ofrecerla a algún jeque millonario de Marbella, pero visto lo visto y tal como está el género, me llevaré la mercancía sin vender, de vuelta a Barcelona.

- Lourdes: No necesita presentación pues es el origen, el destino, la causa y el efecto, y la felicidad, de toda mi vida. Y si esto no es poco y alguien quiere saber más de ella, porque no se lo cree, que consulte aquí, aquí, aquí, o aquí.

- Tiri (la mayor): De vocación domadora de orcas, por su carácter apacible, sosegado y tranquilo, en vez de cetáceos, debería ser entrenadora de saltamontes. De nueve años, tiene la capacidad mimética de poder adaptarse y jugar con cualquiera de sus hermanos, incluso pelearse por el mismo juguete, a pesar de la diferencia de edad. Es muy alegre, jovial, cariñosa y sobre todo, muy noble y nada rencorosa. Cada verano constituye una aventura el conocerla y un deleite para sus hermanos pequeños.

- Marta (la princesa): Esta joven aspirante a reina, de cuatro años es de una locuacidad e inteligencia muy divertida. De Marta ya he hablado en alguna ocasión y de sus anécdotas.
Me comentaba ayer: Papi, ¿verdad que Frankfurt está en Francia?
No he podido decirle que no. Me ha confesado que aunque se lo está pasando muy bien en Málaga, le encantaría ir a ese país en el que los coches son barcos.
Marta es para mí, fuente de inspiración permanente. Eso sí, sus virtudes son Gómez y sus defectos le asemejan a los Carrillo. ¡Faltaría más!

- Guille (el señor de la casa): Es la alegría. El heredero universal de la Casa de los Carrillo. Admirador incondicional de su padre, (lo que no le reprocho en absoluto),  este verano se ha declarado un apasionado amante de los toches (coches). Ahora ha comenzado a hablar de forma más suelta y ha aprendido a hacer pis agarrándosela con las dos manos y describir una parábola que le divierte mucho. Esto, junto a esa cara de travieso y su sonrisa seductora, conseguirán que tenga un futuro lleno de éxitos.

- Clara (la nueva): Lleva apenas dos meses con nosotros y su presencia se hace notar en todo momento. Es el claro ejemplo de que el Dr Estivill no es infalible. Esperamos con ansia que esos pulmones le sirvan el día de mañana para ser diva del Bel-canto o estrella del pop que nos permita ir de vacaciones todos a Saint-Tropez, a Montecarlo o a las mismísimas islas Seychelles.


jueves, 5 de agosto de 2010

Médicos y pacientes

El médico de emergencias tiene como lugar de trabajo, el mundo. Un lugar pequeño, limitado por el alcance de su ambulancia o helicóptero, o tan inmenso, que le convierte en un ser tremendamente diminuto e insignificante.
A menudo menospreciado por sus compañeros de hospital, carece de segundas opiniones, pruebas complementarias (escáneres, resonancias, gasometrías, serologías...) y sólo se basa su actuación en su intuición, en su destreza, en el trabajo en equipo y en su experiencia.

El equipo de emergencias entra de sopetón en el peor momento de la vida de unos desconocidos, actúa con rapidez, con mayor o menor éxito y con la misma celeridad, casi sin que nadie se dé cuenta, desaparecemos.
Esto hace que la relación con nuestros pacientes sea efímera y carente de seguimiento por nuestra parte. Es rara la ocasión en que volvemos a saber de aquéllos a los que tratamos en un momento tan delicado y de lo que les ha deparado el destino.

Pero no siempre es así. A pesar de que los hospitales son en sí mismos ciudades, en las que se difuminan y disuelven nuestros pacientes cuando los dejamos allí, las casualidades o nuestra perseverancia, nos permiten a veces, rastrearlos y no perderles la pista.
Hace unos días recibí la agradable llamada de mi amigo Quico. Me cuenta que ha ido ya en varias ocasiones a ver a Laia, nuestra paciente del Tibidabo. La han operado dos veces con éxito y está muy feliz por haber podido conocer a su héroe.
Ha recuperado la felicidad y la sonrisa de sus catorce años y sueña con estudiar Medicina (locuras de juventud).
Estas pequeñas cosas son las que hacen que tu trabajo sea especial y que de tanto en tanto, recibas estos pequeños premios, que compensan con creces, los sinsabores de cada día.
Esto me trae el recuerdo de una de mis últimas guardias, antes de irme de vacaciones. Tuve que ir a un pueblecito llamado Torrelles, a atender a Antonio, un hombre de 60 años que había sufrido una parada cardio-respiratoria en la vía pública. Cuando aterrizamos a pocos metros del paciente, estaban reanimándolo, una pareja de policías locales y dos compañeros de la ambulancia. Continuamos con las maniobras, intubamos al paciente y al recobrar el pulso, decidimos trasladarlo al hospital.
Informo a la familia del estado delicado de la situación y que hemos conseguido estabilizarlo. A su mujer le comento que su marido ha tenido mucha suerte. Ella, sin que me dé tiempo para reaccionar, me agarra mis cachetes con sus dos manos y emocionada, me planta dos sonoros besos, dándome las gracias por salvarle la vida.

Al día siguiente, por esas cosas que tiene el pluriempleo y el poco nivel adquisitivo del médico actual, me toca trabajar en el Sistema de emergencias (061), vamos, en la ambulancia.
Para mi sorpresa, he de ir a recoger a mi paciente para trasladarlo a su hospital de referencia.
Él tiene muy buen color, su mujer le está dando de comer y parece increíble que 24 horas antes estuviese más muerto que vivo.
Me acerco a él y me presento: "Hola, soy el médico de la ambulancia que le va a llevar al hospital de Bellvitge. Yo le conozco, pero usted no sabe quién soy..."
El pobre, se encoge de hombros y su mujer también tiene cara de asombro. Me dirijo a ella y le digo: "Usted sí que me conoce..."
La cara de la mujer de Antonio parece decir: "Este joven nos ha confundido con alguien..."
- ¿No se acuerda de mí, verdad? - continué - ¡Qué pena...! Ayer nos besábamos en Torrelles y hoy ya se ha olvidado de mí...
- ¿Usted es...? - me preguntaba, mientras se le iluminaba la cara y con ella, toda la habitación de esa UVI.
- Sí, - le interrumpí - soy el médico del helicóptero de ayer.
Se acerca rápidamente y me abraza con fuerza. Emocionada, me transmite su emoción y las gracias por tener a su marido junto a ella. Me vuelve a besar, aún con más fuerza y más ruido, que el día anterior.
No sirve de nada el decirles que el trabajo lo hemos hecho entre todos y que realmente quienes le han salvado la vida a Antonio, fueron los que llegaron primero y empezaron con las maniobras. A mí sólo me tocó continuar con mi trabajo...
Las caras de ambos, casi sin hablar, reflejaban en su silencio mucho más que todas las frases hermosas que pudiese contener cualquier carta de agradecimiento. Y en esos pequeñitos momentos, siento que no hay otro trabajo mejor en el mundo.

Al contrario de lo que mucha gente piensa, es muy poco frecuente, por muchos factores que se tienen que dar al unísono, llamados Cadena de la vida, que los pacientes sobrevivan a una parada, primero y a una reanimación posterior. Lo que además no me había sucedido nunca, es que acabase pudiendo charlar con alguien que hubiese reanimado.
Somos profesionales, tenemos cada día, cada instante, la vida de otros en nuestras manos y nos parece natural, porque es nuestro trabajo, pero de vez en cuando el destino nos recuerda que además de carne y huesos, estamos recubiertos de una sustancia especial, algo que nos hace ser sensibles al sufrimiento ajeno, que nos recuerda lo frágiles que somos, que nos muestra las cosas que realmente son importantes y perecederas, algo que no sabría describir, pero que me atrevería a decir, que creo, que es el alma.