lunes, 19 de julio de 2010

El héroe del Péndulo

Nunca puedes imaginar cuándo va a aparecer la próxima catástrofe para la que se supone estás preparado. Aunque sabes que te está esperando y vendrá a tu encuentro un día u otro.
Cada guardia, cada salida, cada paciente es distinto. No obstante, los englobamos en procedimientos comunes, que nos permiten saber lo que hacer en cada momento. Es el ABCD de la emergencia. Búsqueda de problemas y dar la solución adecuada. Un paso firme, ordenado uno tras otro: Vía aérea, respiración, circulación...

No es frecuente tener que acudir a un parque de atracciones porque se ha producido un terrible accidente. Por eso, cuando nos activaron para ir al Tibidabo, intuimos la dimensión de la tragedia. En nuestra aproximación pudimos ver varios coches de policía, camiones de bomberos, ambulancias y una vez que hubiéramos aterrizado, también estaríamos nosotros.
Pero una vez que llegas, te pones los guantes azules, ordenas a tus suprarrenales que segreguen la adrenalina suficiente, respiras hondo y empiezas a ordenar tus ideas, haciendo todo aquello que te han enseñado los libros y tu experiencia y para lo que sin duda estás preparado.

Dentro de los amasijos de hierro de aquella atracción maldita, todavía se encontraba atrapada una niña de 14 años, rodeada de tubos amarillos, tierra, y cristales. A su alrededor giraban sin parar numerosos bomberos, que estudiaban cómo cortar los barrotes que la encarcelaban, para poderla liberar sin que aquella inmensa estructura cediese y terminara aplastándola.
Su cuerpecito retorcido permanecía aprisionado por su cintura, incapaz de salir por sí misma de aquel presidio.
Junto a ella, ignoro cuánto tiempo, estaba mi compañero, Quico, el enfermero. De complexión menuda y con cabellos rizados a medio camino entre un rubio de otra época y blanco de estos tiempos, permanecía con medio cuerpo dentro de los hierros, acariciando la frente de la niña y con la otra mano cogiendo la suya. Le hablaba dulcemente, dándole tranquilidad, prometiéndole que pronto podría salir de allí y respirar profundamente.
Cada vez que sonaba un crujido proveniente de las máquinas de cortar de los bomberos, ella se estremecía y Quico la animaba diciéndole lo valiente que era y lo cerca que estaba cada vez la libertad.
Cuando llegué junto a él, me saludó con una sonrisa y le dijo: "Laia, aquí acaba de llegar un amigo mío, se llama Mel y es el médico del helicóptero. Juntos te sacaremos de aquí. Te lo prometo".
Ambos hablábamos con ella, pero era en Quico en quien confiaba. Era el cordón umbilical que le mantenía conectada con el exterior, con la esperanza.
Los bomberos continuaban trabajando y llegó un momento en el que nos pidieron que nos retiráramos, pues existía el riesgo de caerse toda la estructura contra nosotros.
-"¡Quico, sal! "- le dije - "¡Esto se puede venir abajo!".
Me contestó que no pensaba moverse. Que no estaba dispuesto a dejarla sola de ninguna manera. No lo pudimos convencer y agarró con más fuerza la mano de la niña.
Así que con una mirada arriba, por si el gran vástago de hierro se desplazaba y otra en Quico, aferrándolo por la cintura de los pantalones, por si debíamos tirar de él, pasaron los siguientes minutos.

Poco a poco se pudo liberarla y con rapidez, le hicimos una exploración física, y la colocamos en nuestra camilla. Quico se retiró a un rincón, donde pude ver cómo empezaba a emocionarse, liberando toda la tensión que había acumulado durante casi una hora.
Me despedí brevemente de él y nos fuimos rápidamente con nuestra paciente al helicóptero, para trasladarla al hospital del Vall d'Hebrón.

A aquella tragedia del Tibidabo llegué por el aire, pero un ángel estaba allí antes que yo. Es cierto que cada día se aprenden cosas y que cada nueva jornada es diferente. Hoy, sin ir más lejos, puedo decir que he conocido un héroe de verdad.

11 comentarios:

Atención Primaria Vigo dijo...

Que vivencia más entrañable.

Todos los días se aprende algo nuevo.

melkarr dijo...

Siempre hay muchas historias detrás de la gran historia que cree conocer todo el mundo.

QUICO dijo...

Mel eres un gran amigo, te lo juro que me has hecho llorar.
No quiero entrar en los tópicos de que eso no tiene importáncia, de que todos hubieramos hecho lo mismo, da igual, lo cierto es lo que tú has dicho nos preparamos a diario para este trabajo aunque nunca quieres que llegue ese dia, y además,no te puedo decir por que pero sentí la necesidad de hacerlo.
Lo que verdaderamente importa es que te sientas orgulloso y satisfecho de tu trabajo que a fin de cuatas lo has escogido tú y que podamos tener al lado amigos y compañeros como tú.
Gracias.
Un amigo para siempre.
QUICO

POLULO dijo...

Yo puedo decir que soy amigo de Quico y de Mel.

Un orgullo trabajar con vosotros.

Mel lo que has escrito te honra. Te engrandece.

Quico, no me sorprende. Eres un fenómeno como profesional y más aún como persona...

Tenemos que escribir más sobre nuestros sentimientos, con estas sensaciones que se entrelazan entre nuestra vida privada y profesional.

Que suerte, podernos dedicar a esto.

Un abrazo a los dos

Javi Tapia

Dani Pi dijo...

Si señor!!!! nunca lo podrias haber definido mejor. Aparte de todos los profesionales ( no considerados heroes porque todos los dias y en nuestra monotonia hacemos actos heroicos sin darnos cuenta ) es en estas situaciones cuando alguien marca la diferencia, en este caso fue nuestro gran compañero ( aunque no muy alto ) Quicu, que desde que yo llegué y hasta que me fui no cambió su posicion bajo ese amasijo y sin pedir nada a pesar de que le comentamos varias veces si queria relevo o necesitaba algo.Me fui de allí y no pude dejar de pensar en todo momento en ese Equipo que se habia quedando allí luchando por lo más grande que se pueda luchar, LA VIDA !! Un abrazo a todos los compañeros y amigos que sufrimos este desgraciado incidente en nuestras carnes y muchos ánimos para que sigamos haciendo nuestro trabajo con el mismo espíritu que demostramos esa tarde !!!!!

Rebeca dijo...

quico fue un angel y está teniendo su premio viendo cómo esta chica con ganas de todo se lo agradece casi sin decir nada........

Mireia dijo...

Puedo decir que me siento muy orgullosa de decir que ese "senyor" es mi padre.
Y la verdad..ver como esa niña se miraba a mi padre, el dia que el la fue a ver, fue una sensacion que no puedo describir.
Era realmente su angel....

staedler dijo...

Os agradezco muchísimo esta publicación, me he sentido entre vosotros tres y también he llorado, he llorado con vuestra paz.
Gracias.

Txell dijo...

La verdad es que sobran las palabras para describir hechos.

Mel no te conozco, solo conozco a Kiko, que es MI PADRE. Pero la verdad es que no sabes como te agradezco este "pequeño" comentario que has hecho.
Kiko ama a su trabajo, es un apasionado, no me lo imagino sin el trajeteo que le implica este, y sin la sed de poder salvar una vida.
Cuando cambio de trabajo y pudo optar a una plaza en el SEM, lo tendríais que haber visto, nunca en su vida ha sido más feliz.
Aun lloro cuando me acuerdo de la cara que hacía en esos días.

Siempre ha luchado para los otros, como padre, como enfermero, como bombero, toda su vida gira entorno a esto. Y nunca se lo hemos reconocido lo suficiente. Quedan pocas personas como él (y no lo digo por ser su hija, sino que pienso que muchas personas más lo pueden decir).

Ahora ya lo unico que le falta es porfin poder tener una plaza Fija en el SEM, que es lo que más anela, y no tener que sufrir siempre por si se quedara en su puesto de trabajo o lo trasladaran otra vez...

Muchas grácias a todos sus compañeros de trabajo, que habla maravillas de vosotros.

Papa t'estimo molt!!!

TXELL

Anónimo dijo...

No puedo decir mucho de Quico, puesto que poco lo conozco, tan solo hemos compartido juntos escasos ratos de playa y arena acompañados de conversaciones políticas que no nos han echo cambiar nada, pero si que es verdad que hemos soñado en un futuro que de buen grado compartiriamos.
Lo poco que conozco de el es, una persona pensativa, de pocas palabras,pero savias y con excesiva prudencia aveces, pero eso es,creo, lo que le hace especial, enigmático y una persona a la que a medida que lo voy conociendo, me provoca satisfacción el saber más de el.
El saber esta noticia no ha hecho mas que aumentar mi admiración hacia el, que detras de su sencillez, se esconde una gran persona de enorme valor, capaz de anteponer su vida a la de los demas si es que la necesitan.
Poca cosa mas os puedo decir de Quico, como anécdota que un dia de pesca dejo escapar un pulpo el cual tenia pescado porque según dijo le dio pena, No hace falta decir nada mas...

Quico encara que no ho sembli ets molt gran!!!


Natxete.

Anónimo dijo...

Mil gracias a Qico por estar con laia en esos momentos i no soltarla para nada, se a convertido en su héroe de por vida.
Gracias por darle tantos animos en esos momentos, pero no solo a el si no a todos los medicos que le salvaron la pierna i le sacaron de ahí.


Una amiga de Laia, Alba.