Nadie sabe a ciencia cierta de antemano, el momento en el que te sorprende el nacimiento de tu hijo. Ni siquiera las eminencias obstétricas son capaces de ponerse de acuerdo y enunciar una hipótesis razonable que explique los mecanismos que hacen que el parto empiece ¡ya!
Y puesto que ni los sabios lo saben, con mucho menos motivo se nos puede pedir que intuyamos, ni siquiera imaginemos, que te ibas a adelantar tanto.
Ya estás aquí, y como has tenido tanta prisa en llegar, te tendré que poner al día.
La verdad es que me pillas un poco a contrapié, porque si hubieses cumplido con el horario, no te habrías adelantado dos semanas. Eso no encaja en la impuntualidad de la que se me acusa injustamente.
En estos momentos estás en la cuna de la habitación. Dentro de diez minutos cumplirás tus primeras ocho horas de vida. Mientras, con esos gorgoritos entretienes la estancia, como hacen los grillos en las noches de verano.
Ahora, te adelanto, en las próximas horas, e incluso en los próximos días, te espera una evaluación exhaustiva acerca de a quién te pareces y por supuesto, cuál será el color definitivo de tus ojos.
Esas personas que has visto hoy, son tus abuelos, tus tíos, que no querían perderse cada uno de tus primeros instantes entre nosotros.
La niña con inmensos ojos azules y pecas es tu hermana Marta. No tardará en salir de su asombro y perplejidad que le ha causado descubrirte y pronto te sorprenderá con comentarios inteligentes y sesudos, cuando se restablezca de la enorme excitación que le supone por fin, haberte conocido.
El otro individuo es tu hermano Guille, que pronto te hará compañera de aventuras, pues no es casual que su nombre coincida con unas historietas de otra época, llamadas Guillermo el Travieso. De los dos, hoy has recibido el primero de un millón de besos. Te propongo irlos contando y verás como tengo toda la razón.
Marta y Guille tienen una devoción especial, de la que pronto te contagiarás, por su hermana Tiri, que te enseñará a correr, trepar, esconderse y a usar la imaginación en cada uno de sus mundos inventados.
A Mamá ya la conoces, llevas con ella desde siempre y como irás comprobando, es mucho más guapa que como te la imaginabas desde dentro. Si no, escucha cuántas veces dice Marta al cabo del día: Mami, guapa, guapisísima...
Pero además es fuerte, valiente, simpática, inteligente. Por eso has tenido la mejor de las suertes por haberte tocado como madre. Lo único que tendrás que hacer será quererla mucho y a cambio, lo tendrás todo. Te aseguro que será la tarea más fácil de toda tu vida.
Por último sólo quedo yo, soy ése que te mira con ojos incrédulos, ése que disfruta cogiéndote en brazos y acariciándote ese peinado con el que has venido de ese viaje. Soy ése que verás siempre cuando gires tu cabeza hacia atrás, cerca de tu hombro. Ése que inventará cuentos que contarte casi cada noche. Soy el que te hará rabiar cuando apague las velas de tu cumpleaños antes que tú. Soy el que te querrá siempre. Soy aquél que verás lleno de orgullo, cuando aparezca y se presente diciendo: Soy el padre de Clara.
3 comentarios:
Muchísimas felicidades Melkarr.
Sin duda este es uno de los mejores regalos que uno puede recibir.
Felicita también a tu mujer y nada, que la disfruteis mucho.
Creo que hay pocas cosas que te puedan hacer más feliz.
Gracias por tus palabras
Mel
Clarita bienvenida a esta familia, a la que algunos llaman secta. Tanta paz lleves como la que traes (o era alrevés...?)
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