sábado, 29 de mayo de 2010

Un canario en la ciudad



Debo escribir todo esto antes de que sea demasiado tarde. Ya llevo mucho tiempo en Barcelona y todas aquellos contrastes tan distintos de mi tierra, están empezando a serme inadvertidos y a formar parte de mí. Por eso debo darme prisa, antes de que la rutina me convierta.

Salir de una isla siempre va a conseguir que tu destino te sorprenda y que a la vez empeñezca más tu origen. Como mecanismo mental defensivo, reconoces los rincones de tu ciudad, los distintos barrios y los extrapolas a la gran metrópoli, aunque a otra escala. Muchas veces digo que Barcelona es como Santa Cruz, pero en grande, pero casi nadie me toma en serio.
Mi amigo Mario durante unos años estuvo viviendo en Barcelona, y no era infrecuente que comentáramos cómo los barrios de Salamanca, Los Campitos, la cervecera de la Cruz del Señor y el Toscal entre otros, tenían su representación en la gran urbe condal.

A cambio del distinto paisaje visual que Barcelona y sus gentes me ofrecen, yo les obsequio con mi acento y mis expresiones, lo que algunas veces me ha abierto muchas puertas y otras, la verdad es que las menos, me he ganado alguna mirada de reprobación. Para el joven canario que decida venirse por estas tierras, quisiera advertirle, como se me hizo a mí, que si se me permite la expresión, el término cabrón tanto en su acepción masculina como femenina, no debe emplearse con la ligereza con lo que lo hacemos en las islas. Esto te coharta un tanto tu expresión verbal, cuando por añadidura, como por todos es sabido, la guagua por aquí no existe, el agua no se bebe a buches, nadie se enyuga al tragar y los niños, bien educados, no se alongan a la ventana.
Si a esto sumamos la gran pérdida que supone la inactivación del término machango con todas sus imprescindibles y utilísimas derivaciones, no es de extrañar que a los canarios se nos considere personas un tanto reservadas.
Puedo decir que en todo, pero en este aspecto lingüístico, soy muy afortunado, pues mi familia política, que son medio isleños, constituyen para mí un oasis de la expresión oral, en especial mi suegra, que en esas reuniones clandestinas que hacemos de vez en cuando en la cocina de su casa, nos recreamos con el léxico y la semántica canaria, a los que les damos rienda suelta.
En cuanto al trabajo, continúo usando de vez en cuando alguna de esas pequeñas palabras que me traje en el equipaje cuando llegué. Desde las primeras guardias les comenté a mis compañeros, que además de por mi nombre, se pueden dirigir a mí como el Dr. Lebrancho. Un día tonto de estos, les explico lo que significa.

6 comentarios:

Yaiza dijo...

Y guardas la ropa en gavetas. A tus pacientes les dan fatigas, penitas, les falta el resuello...
Un placer leerle.

Rafa Bethencourt dijo...

Chacho; las has clava'o...lo mismisimo pienso yo!!! aunque si por mi fuese, me pillaba un globo y mis cholas y me iba volando pa casa pa la playita!!! asadero bueno con unas garimbas y algunas papitas y fuera!!

Marti dijo...

Falta añadir los exámenes de "canario" a los que sometes de vez en cuando a tus cuñadas y no dudo que lo mismo harás con tu hijos. Por fin sé de qué habláis en la cocina! Ponéis a prueba vuestro "idioma" para que no se le olvide a ninguno...
Gracias, una vez más, por este ratito.

melkarr dijo...

Ayer pasamos junto a la estación de trenes de Sants. Nuestra hija Marta nos preguntó por una especie de marquesina por fuera de la estación. Lou le contestó que era una parada de guaguas. Marta volvió a preguntar: "Mami, ¿Qué es una guagua?"

melkarr dijo...

Además, Yaiza, los niños aquí no hacen rebujones, hacen garabatos, ni se escarranchan en los sofás. Ningún niño desinquieto se lleva una nalgada,entre otras cosas. Para empezar, los niños son niños, ni siquiera son pibes...

Anónimo dijo...

Joven canario significa que excluyes cualquier posibilidad de los que somos "mah viehoh" o simplemente que ya no habria adaptacion posible? jajaja

Kokoforokoko-koko