miércoles, 19 de mayo de 2010

Misterios de familia (parte 2)

Todo hombre de bien, sabe que cuando se llega a este mundo, te toca una familia en prenda, que salvo cosas extraordinarias, como fue el caso de Oliver Twist, te la quedas para bien o para mal toda la vida. A medida que recorres el camino sin saberlo, estás impregnado de la esencia de tus ancestros, de tu educación, de sus errores y de sus costumbres.
Mi familia no tiene bandera, ni un kilt como los escoceses. No tenemos siquiera un logotipo o un estandarte, que cuando lo veamos en algún sitio ondeando, podamos deducir que uno de los nuestros está por los alrededores. Pero hay algo en común (aparte del apellido), que nos hace (nos hacía), ser distintos de los demás: El famoso silbido Fiuu Fi-Fi.
Llega un momento del sendero en que una nueva familia entra en tu vida, esa otra que te adopta mientras te portes bien, e incluso te aceptan a pesar de tus defectillos y a cambio te dan un inmenso cariño. Ése ha sido mi caso.
Al igual que mi familia paterna estaba relacionada con el mar, esta nueva familia está plagada de abogados, lo que es un nuevo estímulo para obrar de aquí en adelante correctamente.
Pronto descubres nuevas historias y nuevos misterios indescifrables, como aquel pariente que mientras cosía se clavó una aguja, que estuvo navegando por su organismo varias décadas hasta que un habilidoso médico fue capaz de pescar tal reliquia histórica.
También me sorprendió un relato, que no sé si es veraz o no, de otro integrante de la familia, que en un alarde del despiste (algo caracterísitico de esta familia), se intentó colgar una zapatilla del cuello, pensando que eran unas gafas.
No puedo olvidar tampoco a aquel pobre que de fin de semana rural, se llevó los vaqueros de su mujer, pensando que eran los suyos... y así anécdota tras anécdota, que tanto te enriquecen como individuo y por las que te ríes, te ríes y no sabes por qué. Son buenos ratos los que te hace pasar esta familia, que en realidad es una especie de clan, porque además, ante un acontecimiento familiar, no suele fallar ninguno. Tienen un índice de asistencia superior al 80%, causando baja muy pocos.
Cuando Lou me habló de ellos, soñaba con entrar en tropel en aquellas discusiones habituales con los polémicos, que dilucidaban dicotomías trascendentales como religión/ciencia, nuclear no gracias/sí por favor. Ahora que estoy dentro he redescubierto lo que me solía decir mi padre: Calladito estás más guapo, consejo que nunca atendí y que buenos frutos me hubiera reportado si le hubiese hecho caso.
Son nuevas costumbres, como fue para mí el descubrir que es posible cortarse uno mismo el pelo sin ayuda de nadie. Sólo hace falta una cabra y un espejo. Es un mundo nuevo que aparece ante tus ojos, hábitos del día a día que poco a poco se irán haciendo tuyos, pues has de unirlos a los que tú traes contigo, para que los hereden tus hijos.
Desde que llegué a ser uno de ellos, no pasó mucho tiempo que escuché NUESTRO silbido en uno de mis nuevos parientes. Debo decir, que en un principio no me sorprendió. He de explicar, por si no es sabido, que los abuelos de Lou vivieron en La Palma y eran vecinos y amigos de los míos. Además, tenemos primos comunes, que propiciaron que nos conociéramos aquellos maravillosos días de diciembre en Madrid. Pero esa romántica historia de amor, merece un capítulo propio, un día que el romanticismo me brote por todo el organismo. Así que oírlo me resultó hasta entrañable y de alguna manera, me devolvía el recuerdo de mi familia que estaba lejos. Se han copiado - pensé - ¡Qué poco original es esta gente! Pero al fin y al cabo, es una composición tan simple, pero tan completa y enternecedora, que hasta puedo perdonarles tal plagio...
Hasta que un día lo comenté en casa de mis suegros. Todos se rieron de mí, queriéndome convencer (¡Sí, hombre!), que el silbido ERA DE ELLOS y que mi padre y mis tíos, como jugaban juntos de niños, lo copiaron. (¡ESO SÍ QUE NO...!)
Como estaba claro que me estaban tomando el pelo, decidí no contrastarlo y opté por la opción de enrocarme, como hicieron los valientes soldados españoles, los últimos de Filipinas, que estuvieron resistiendo el asedio durante seis meses porque no aceptaban que había acabado la guerra, temiendo estar siendo engañados.
Mi resistencia duró casi dos años. Hasta que llegó el triste día que mi padre me confirmó lo que mi corazón no quería escuchar. Me repitió punto por punto lo que mis suegros me habían dicho. Uno de mis cimientos familiares más sólidos se me derrumbaba. Efectivamente, Fiuu Fi-Fi había dejado de ser nuestro.
Pero debo decir a los usurpadores, que la reconquista ha comenzado, que ya ha llegado el día, que tiemblen los Gómez-Rivera, pues Tiri, Marta, Guille y cuando esté con nosotros, Clara Carrillo Gómez, habrán recuperado lo que moralmente siempre ha sido suyo y el silbido Fiu Fi Fi, será por fin nuestro, para siempre.

6 comentarios:

Marti dijo...

Desde luego q cruel es la vida a veces, sobre todo cuando te enteras de cosas que preferías no saber. Por cierto, creo que esta familia debe merecer un capítulo de despistes (o quizá necesitarían varios miles). El que apareció en la casa rural con los tejanos de su mujer tuvo que ser la risa todo el fin de semana...y mucho después también.
Felicidades porque hoy has estado genial!!
Besosss

Anónimo dijo...

Buenísimo!!! Lo que no acabo de entender, es que alguien quisiera colgarse la zapatilla como si fueran gafas???????!!!resulta increible..jejej, me río me río y no se de que......

Anónimo dijo...

Si hicieras un relato a parte sobre los despistes de la familia creo que sería conveniente hacer varios capítulos porque da para muchas historias, jajajja la zapatilla, la puerta, el agujero del lagrimal, los conguitos en el pasillo, jajjaja en fin mil y una historia que seguro que cada uno sabría muy bien donde es el personaje principal, y hasta aquí puedo leer como diría nuestra entrañable presentadora de Un,dos,tres Mayra Gómez Kemp.

Anónimo dijo...

Melkarr, te he de dar las gracias porq no hay nada más sano y mejor que reírte a carcajadas desde buena mañana. Es una tarea difícil pero creo q en más de uno lo has conseguido. así q por la parte q me toca, gracias por ponerme de buen humor!

melkarr dijo...

Es que esta gente da mucho juego...

Anónimo dijo...

Genial, Melito! Nos encargaremos todos de que tus hijos silben a lo Rivera... Sigue escribiendo, que estás sembrado. Un besote de tu cuñi