domingo, 16 de mayo de 2010

Prueba superada

A menudo se habla de la adolescencia como esa edad conflictiva con la que se atemoriza a los jóvenes padres. Pero nadie te advierte de otras etapas más problemáticas que tienen lugar mucho antes.
Los que ya han pasado por ellas, saben perfectamente lo que quiero decir cuando me refiero a la traumatizante retirada del chupete (yo todavía recuerdo la mía), la sustitución del biberón por ese nuevo y desesperadamente lento desayuno en recipiente tipo taza, el cambio de la cuna a la cama, lo que hace de por sí, un poco más ligero el sueño de los padres y sobre todo, el tema que hoy me ocupa, ese proceso que no tiene vuelta atrás una vez has comenzado: el quitar los pañales.
Tomando como referencia a su hermana y dado que la semana que viene ya cumple dos años, pensamos que a Guille ya le tocaba dar ese importante paso. Así que desde hace diez días estamos inmersos en el estresante proceso de enseñarle a controlar sus esfínteres.
De momento nuestra actuación es casi como la de los bomberos que van moviendo la lona para capturar al suicida que se arroja al vacío. Casi estamos persiguiendo al niño por toda la casa con el orinal en la mano, preguntándole:
- Guille: ¿Quieres hacer pis? - su respuesta siempre es un sonriente No, aunque veas cómo el chorrillo va cayendo al suelo...
A pesar de todo, las aguas menores están en un proceso avanzado y creo que como los grandes incendios forestales, estamos a punto de controlarlo. Adelantándonos al rebosamiento de la presa, puntualmente cada media hora lo sentamos y él generosamente nos proporciona el líquido elemento.
Ayer fuimos invitados al bautizo y posterior festejo del hijo de unos buenos amigos. Un acontecimiento tan especial merecía un entorno acorde con la magnificencia del evento, por lo que finalmente lo celebramos en el Real Club de Polo de Barcelona. Precioso lugar emblemático, que además estos días celebra un torneo internacional de polo, por lo que lo más florido de este deporte y de la burguesía catalana, estaría presente en sus instalaciones.
Como no podía ser de otra manera y acorde con el lugar tan pichiflé, mi querido hijo se me acercó y con su de momento, espero, limitado vocabulario, me dice:
- Papi, pis...- y de ahí marchamos al servicio, donde se confirmó su solicitud.
Es un momento emocionante para unos padres el ver cómo la comunicación con tus hijos se va estrechando y nos vamos entendiendo. Este gesto de confianza y progreso incluso emocionó a su madre, muy sensible en esta época de disparate hormonal gravídico.
Como refuerzo positivo se le hizo toda la fiesta que el lugar permitía, pues no era cuestión de gritar a los cuatro vientos: ¡Bravo, Guille! ¡Has hecho pis...!
Muy bien - pensé - esto va por buen camino. Antes de nada, su madre estará reprendiéndolo por ensuciar la taza o por no tirar de la cisterna. Vamos, que en menos de un mes está hecho un hombre...
Esto bien se merecía una cerveza para celebrarlo....
Al cabo de un rato, de repente me llama Joaquín, el abuelo del homenajeado:
- Mel, mira lo que ha hecho tu hijo... - me dice señalando el suelo con sonrisa socarrona.
Ahí, en medio de la terraza del Real Club de Polo de Barcelona, ante los ojos de todo el mundo, depositado elegantemente tras haberse deslizado y rodado por la pernera del pantalón de Guille, yacía un señor truño. Junto a él, su autor, mi hijo, sonriendo orgulloso, como satisfecho del trabajo bien hecho.
Me parece que esta etapa va a ser más complicada de lo que pensábamos. Menos mal que esta semana tengo un montón de guardias...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que sepas que me he reido un montón con este "relato" y eso que hoy en dia arrancarme media carcajada es todo un logro.
Kokoforokoko-koko

Atención Primaria Vigo dijo...

Jajajajaja

Ánimo que vosotros podeis.

Nunca borres el blog, para cuando tu hijo sea adolescente, que pueda leer "sus aventuras"....