viernes, 26 de noviembre de 2010

Un viejo amigo

Mañana va a ser un día importante. Después de demasiado tiempo sin verlo, nos volveremos a encontrar. Por eso estoy un poco nervioso, no me puedo ir a acostar todavía y sigo en pie
He pensado que la mejor manera de diluir esta ansiedad es sentarme ante mi ordenador y aunque a veces escribo de esta forma, como si lo hiciera con los pies, en esta ocasión me esmeraré y trataré de expresar a pies juntillas todo aquello que pasa por mi cabeza.

Sé que a veces pienso demasiado, que no tengo los pies en el suelo, que tal vez estoy en el aire, a mil pies de altura, pero creo que poseo los suficientes motivos para estar inquieto. Llevo deseando este instante tanto tiempo....
Juntos hemos compartido una vida entera, plagada de mil aventuras que han dado pie a numerosísimas anécdotas. Historias de amores imposibles, otras que nos obligaron a poner los pies en polvorosa, pero siempre juntos, al pie del cañón. Sea como fuere, es normal mi intranquilidad, la misma que tendría cualquier ciudadano de a pie. Nunca habíamos estado tanto tiempo separados.

Sí, ya sé que peco de hacerme siempre demasiadas ilusiones, que debería andarme con pies de plomo, pero no lo puedo evitar. Mañana nos encontraremos de nuevo, a pie de obra, y allí nadie podrá pararme los pies y evitar que lo vea, aunque me tengan que sacar de allí con los pies por delante.
Tampoco quiero que se tome esto al pie de la letra, que no pasará nada si las cosas no salen como uno espera. Soy un caballero de los pies a la cabeza. No voy a montar ningún numerito, ni a sacar los pies del tiesto, que me obligue a decir eso de... ¡Pies para qué os quiero...!
No es cuestión de dramatizar. Soy una persona que se viste por los pies.

Toda esta historia me ha pillado con el pie cambiado, pero la ansiada espera tiene su recompensa. Si al final mañana no sale todo como esperaba, no pasa nada, porque el plan sigue en pie para el lunes. No he de pensar que me he levantado con el pie izquierdo y que me espera un día desastroso. Simplemente, por decirlo de alguna manera, como una nota a pie de página, lo que he de pensar es que sólo es un pequeño traspiés.

Por eso, pase lo que pase, lo importante es empezar este fin de semana con buen pie y si todo va bien como espero y me quitan la escayola,  por fin podré ver de nuevo a mi querido pie.






7 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido Mel: despues de tantos pies todo huele mal!!! Jajajajaja! Es broma! Te deseo muy buena suerte y espero q te liberen ya!!! Pero aunque te devuelvan esta pequeña parte de ti, no olvides q hay alguien esperando tu blog !!! Besos!

melkarr dijo...

Al menos no me pasará como aquel campesino, que no se duchaba desde hacía años y que un día al meterse en la bañera, empezó a chillar asustado...
Cuando llegó su mujer alarmada, pensando que le había pasado algo, él, asombrado, señalándose los pies, le dijo:
¡Mira, cariño! ¡Deditos, como los de las manos...!

Anónimo dijo...

Suerte, Melito. Seguro que te quitan la escayola. Y si no es esta semana, no andes de pie quebrado, que te la quitarán de un pie a una mano.

le grand bleu dijo...

y esto de quitar una escayola cómo es mel?... te dan martillazos hasta que rompa, o existe unas tijeras megasuperfuertes que cortan la escayola como papel?. la verdad es que no tengo ni idea. Pero sea de la forma que sea, espero que no te "esconchen" el pie a martillazos o te lo arañen a tijeretazos. jajjajaa, la verdad es que no tengo ni idea como se quita una escayola, pero sea como sea, será estupendo, porque volveras a recuperar tu pie. besos.

Ana Glez Duque dijo...

¡Qué liberación!¿A que sí?

melkarr dijo...

Grand Bleu: Hay varios métodos. Con una pequeña sierra radial se va haciendo una incisión y luego se termina de dos formas:
1) Dándote puntos si se han pasado con la sierra.
2) Con una especie de tijeras-tenazas se termina el corte.
En mi caso no tuvieron que coserme la pierna, afortunadamente.

Dra J: Su comentario me revela que ha pasado por circunstancias parecidas. Así que no le voy a contar nada que usted no sepa. Esta noche me he ido de cena romántica para celebrar el encuentro. Creo que la ocasión lo merecía.

Juanjo Hernández dijo...

Enhorabuena, ya tienes un pie dentro de la fregoneta amarilla.