sábado, 4 de diciembre de 2010

El Regalou


Cuando el módulo de comando del Apollo XIII sufrió una explosión en el espacio, todos los ingenerios de vuelo de la NASA se reunieron urgentemente para buscar la manera más segura, si la había, de devolverlos a la Tierra.
El director de vuelo, Gene Kranz, sólo les puso una condición: Failure is not an option. El fracaso no es una opción.

Se me puede tachar de exagerado, pero cuando llega cada primer día de diciembre, es como si se me explotara una nave delante de mí.
Mi Apollo XIII es el cumpleaños de Lourdes.
Y aunque en cada ocasión me dice que he acertado con el regalo (cosa que no creo), voy acumulando una presión, unos nervios, una tensión, un estrés, porque cada vez me va quedando menos. De hecho, ya me siento como que estoy jugando el tiempo de prórroga. Tengo hasta esta tarde para encontrar algo original (es decir, no repetir), deslumbrante (que le haga abrir los ojos de asombro), que sea útil (que no acabe guardado en cualquier cajón) y lo más difícil (que sea inolvidable).

Son momentos en los que me encantaría ser como Blaise Pascal, que enunció en su principio: La presión ejercida en cualquier parte de un fluido incompresible y en equilibrio dentro en un recipiente de paredes indeformables, se transmite por igual en todas las direcciones en todo el fluido. Le envidio. Nadie como él fue capaz de manejar la presión.

Pero el tiempo avanza deprisa, o como siempre se dice, de forma inexorable. Y entonces es cuando me gustaría haber sido Don Santiago Ramón y Cajal, que obtuvo el Nobel de Medicina en 1906 por sus estudios y avances en el conocimiento del sistema nervioso. Nadie como él logró dominar los nervios.

Y continúo dándole vueltas a la cabeza, intentando encontrar el mejor regalo. Pero la mente la tengo en blanco. Pero no crean que es porque pienso en el actual ministro de Fomento, no. Es que no surge ninguna idea que me saque de este atolladero. Debe ser que en estas circunstancias, mi mente no es capaz de rendir. No trabaja bien cuando hay tensión. De otra forma me habría ido, si yo me hubiese llamado George Simon Ohm.
Otra de las formas de expresar la tensión entre dos puntos es en función de la intensidad de corriente y la resistencia existentes entre ellos; así se obtiene uno de los enunciados de la ley de Ohm, que dice: V=R.I 
Lo teorizó el físico alemán George Simon Ohm. Nadie como él trabajó con la tensión.

El conjunto de todo ello y el no hallar una salida airosa, me genera una cierta ansiedad, estrés, para entendernos. Si hubiese nacido mucho antes y lo hubiese descrito, habría sido yo y no un estudiante húngaro de Medicina, en los años 30, llamado Hans Selye, el primero en nombrar el estrés. Lo explicaba como un cansancio, ansiedad, pérdida de apetito, al que se refería como el síndrome de estar enfermo. No hay duda que nadie como Selye, trabajó con tanto estrés.

Y el tiempo se acaba y hay que dar una respuesta y milagrosamente, como siempre, ajustándose al sonido del gong que anuncia que se ha acabado el tiempo de juego, surge al unísono la idea que va a revolucionar los regalos precedentes, dejándolos bastante atrás. El año actual es mejor que el anterior y como el más difícil todavía, el listón que ha de sortear el pertiguista, cada vez se distancia un poquito más del suelo.

Y la solución aparece como el puntual correo Miguel Strogoff, el correo del zar. A pesar de todas las desventuras, y atravesar la dura estepa rusa, llega justo para entregar sus importantes documentos. Justo cuando ni yo mismo pensaba coronar con éxito esta cada vez más alta cima. No me había dado cuenta, pero lo tenía más cerca de lo que pensaba. 

Por eso doy un paso atrás en mis comentarios. Me retracto absolutamente de lo que he dicho. No quiero ser ni Kranz, ni Pascal, ni Ramón y Cajal, ni Ohm, ni Selye. Soy Mel Carrillo, y quiero seguir siendo la persona que más te conoce. Nadie como yo para saber cómo eres. Sólo he tenido que mirar dentro de ti y descubrir enseguida cómo acertar.
Déjate llevar. Ahora únicamente tienes que soplar las velas con fuerza, cerrar los ojos, pedir un deseo, tirar del lazo hasta deshacerlo, romper el papel que lo envuelve y disfrutar de tu regalo.

2 comentarios:

Susana Pérez dijo...

Pues felicidades a Lourdes!!

Anónimo dijo...

Tengo entendido que has acertado de pleno! Te felicito, Melito!