No quiero ser pesado, ni reiterativo, aunque corra el riesgo de ser acusado de eso, precisamente, cuando nuevamente mencione la labor detectivesca que hacemos los médicos. Pero hoy no voy a hablar de Medicina, pues el que me conoce un poco, ya sabrá que es un tema que me resulta un poco aburrido. En esta ocasión me voy a centrar en la investigación paralela al diagnóstico médico. Porque la escena del crimen, es a veces mucho más interesante que el crimen mismo y que el propio criminal.
El médico de urgencias extrahospitalaria tiene la suerte y en alguna ocasión, el peligro, de entrar en determinados lugares, que si su profesión fuese trabajar en una oficina, no conocería nunca.
Hace unos días estuve en un salón de actos con motivo de unas jornadas médicas y me llamó la atención un letrero, junto al cuadro de luces, que decía así: "Cuando no quede ninguno, apague las luces". Pensé que eso era imposible. Si tú estabas allí, las luces se quedarán siempre encendidas y si te marchas, no habría nadie para apagarlas...
Pero el campo de batalla del emergenciólogo es la calle... y los domicilios de los pacientes que vamos a atender.
El amplio espectro de viviendas a las que acudimos, se corresponde con los distintos estratos de la sociedad. En alguna ocasión he ido a algún casoplón, donde he tenido que entrar por la puerta del servicio, aunque fuese el médico que iba a atender al señor de la casa. La mayoría de las veces, por los momentos en los que estamos y porque mi zona de influencia es el cinturón obrero de Barcelona, las mansiones ya no son lugar de visita, pero sí los pisos mohosos de protección oficial, invadidos de aluminosis y de pintura descascarillada, que dieron cobijo hace unas décadas, a tanta gente humilde que emigró a Cataluña en busca de trabajo, en pos de un futuro mejor.
Los domicilios son muy similares unos a otros, casi siempre plagados de retratos familiares. La foto de la boda o de la mili, incluso la primera comunión, me han dado mucho entretenimiento para ver el paso y el castigo del tiempo a mis pacientes. Mientras los demás van haciendo el trabajo que les he encomendado, tomando tensiones, haciendo electros, mirando la glucemia, con el rabillo del ojo voy comparando los rasgos que quedan del original, con el que está en el papel fotográfico, rodeado por un marco de alpaca.
El desplazar los muebles cuando es necesario abrirse espacio, puede deparar sorpresas no deseadas. Ayer me encontré una caja de zapatos llena de cintas de Arévalo y del Fary. Me puedo considerar afortunado. En una ocasión salió rodando un botellín de cristal de Fanta, con la etiqueta en la que salía Naranjito, lo que me distrajo durante unos instantes de atender a aquel pobre, ante tanta borrachera de nostalgia que me invadía. Uno no sabe de antemano lo que puede aparecer tras un sofá. Hay insectos que jamás había visto, ni en la calle, ni en ningún libro de biología. Todo nadando en unas bolas de polvo, que sin querer, te transportan a esos poblados abandonados del lejano oeste, donde lo único que se mueve son esas bolas arrastradas caprichosamente por el viento.
Estos son datos clínicos fundamentales, que al buen detective no debe pasársele nunca por alto y que te ayudan en la valoración de todo el paciente en su conjunto.
Pero a la salida, antes de alcanzar la puerta de la calle, nos aguarda el epílogo de toda esta investigación antropológica: El portal del edificio, como rica fuente de información. Ahí, impertérrito, compartiendo espacio con los restos de cal, que amenazan con desprenderse, sujetos con el mejor invento que se le ha dado a este país, la cinta adhesiva, se encuentran esos maravillosos carteles de la comunidad, que marcan la ruta que han de seguir sus descarriados inquilinos.
He encontrado perlas de la literatura urbana, que merecen por derecho propio un lugar destacado, como aquel letrero que decía: "Por favor, a la persona que le dé por vomitar por la ventana del patio interior, le recordamos que abajo hay ropa tendida y que tiene baño en su casa. Gracias".
Otra joya que merece ser esculpida en letras de oro, es aquel cartel que rezaba así: "Se ruega a los vecinos que hacen ruido por la noche arrastrando muebles, caminando con tacones, etc, intenten no molestar a los vecinos, porque vivimos en comunidad no en el bosque. Si no se pone remedio, se recogerán firmas y se denunciará en los juzgados. El Presidente".
Y así transcurren las duras guardias, buscando distracciones de donde no las hay, husmeando y curioseando como porteras en casas ajenas.
Llegados a este punto de la historia, podemos dar por zanjado el asunto y finalizar la ya de por sí minuciosa y pormenorizada investigación del médico-detective.
Ante tanta rotundidad por parte de la autoridad vecinal, lo mejor es huir a la calle de forma inmediata, meternos rápidamente en la ambulancia y salir pitando, nunca mejor dicho, de ese lugar, no sea que al final se dé todo la vuelta y acabemos recibiendo nosotros.
12 comentarios:
Muy bueno! debo reconocer que me encanta hacer lo mismo en los domicilios. Me has recordado que un día encontré detrás de una caja una foto de la señora a la q estabamos atendiendo con una peluca azul y abrazada a Rajoy... no sabía donde meterme!
¿No tendría otra foto con Miguel Bosé? A lo mejor era su madre...
Dios mío, estás peor de lo que pensaba.......... Jajajajajajaja. Es broma, no sabía que tenías este Blog, me acabo de enterar (por Asdrubal que sigue igual de pesado)y me ha encantado leerte, después de 14 años no has cambiado nada. Como podrás imaginar estoy de guardia en la antigua AM-1 (hoy 43.91)Un fuerte abrazo Chano (el Marqués)
PD: han salido las nuevas Guías 2010 de Recomendaciones RCP ILCOR
http://www.semergen.es/semergen/microsites/noticias/guias_rc.pdf
Copiadas de SEMERGEN a la espera de que los gandules de SEMES cuelguen algo.
Bss para tus chicas
Acabas de confirmar mi teoría de que los que os dedicáis a las urgencias extrahospitalarias sois los menos "endiosados" -sin querer herir sensibilidades- de todas las ramas de la Medicina, en lo que seguramente las series de televisión tienen mucho que ver, aunque alguna dirá que el Dr. Mateo es menos deshumanizado que el Dr. Mario Quiroga (yo me quedo con Mario de todas todas, sí, por guapo también). Me parece estupendo que tus lectores sepan que los médicos sois tanto o más cotillas que el resto de los mortales.
Melito, ¿por qué no has puesto links? Con lo que me gusta clickar a ver qué has enlazado...
jajaja muy bueno ya sabes que sin tu tecnico que te chiva esos pequeños detalles no tendrias tanta informacion...jeje. yo me acuerdo de aquel que decia prohibido escupir en el ascensor como pillemos al que escupe le haremos abonar el servicio de limpieza. Acto seguido toda la unidad pensamos y q le van a hacer un adn al lapo !!! jajaja tremenda cultura de porteria !!!!
Belén:
Pensaba hacer un link con Arévalo y el Fary, pero es tan rica y variada su obra, que lo dejo a iniciativa del lector que escuche lo que más le apetezca...
Chano: ¡Qué sorpresa! La aristocracia se asoma a mi humilde blog. Siéntase como en su casa y visítenos siempre que quiera. Un abrazo.
Qué envidia! qué bien te lo pasas trabajando!!jajaj. realmente deberías publicar todas esas obras literarias que encuentras por ahí colgadas.
Hola ,la verdad que te sales con tus historias,como te acuerdas de tantas cosas?.Bueno pero el caso es que me encanta leerlas me recuerda mis añorados tiempos de ambulancia,las visitas a esos domicilios ,que tan bien describes,con las fotos y los pañitos de croche,bueno petardo sigue escribiendo que es la unica forma de saber de ti un beso.Sonia(la flaca).Te dejo que esta vomitando un niño.
Después de leer tu relato he recordado mi paso por la Cruz Roja cuando hice la prestación social sustitutoria al servicio militar. Una veces en una ambulancia, otras en servicios de transporte colectivo de personas con minusvalías. Y la verdad, aunque no tuve que ayudar en accidentes de tráfico muy graves, y puedas darme lecciones sobre lo que es triste y dificil de soportar, lo que más me impresionó fue entrar en las casas de la gente y ver las miserias que la vida nos puede deparar: una mujer impedida que vivía sóla y que no podíamos bajar por una escalera angosta en una casa con suciedad, un padre que se había caido por la escalera (o eso decía su hijo) y te daba la mano muerto de miedo, ...
En fin, de observar se aprende, y también se pueden adivinar causas y efectos.
Papá de Óscar.
Siempre he dicho que lo más reconfortante y a veces duro, de este trabajo, es tener la oportunidad de saber realmente cómo vive la gente. Tú, al igual que yo, has tenido la suerte de poderlo experimentar.
Un abrazo
El padre de Marta
Y deducir quién es la pareja viendo los dvd que tienen. TEMPUS FUGIT. Ves como sí te leo,Mel?
Toyota JT
ja,ja,ja ves al final lo he leido, gracias a algunos tienes esos letreros, muy bueno Mel
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