lunes, 5 de noviembre de 2012

El blog

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Hace ya muchos años que me dedico al noble arte de intentar curar lo que se puede curar, de paliar lo que no se puede curar, o de acompañar a los que se van, porque lo suyo ni se cura, ni se palia.
Durante todo este tiempo me sucedían muchas cosas y pensaba:
"No debo olvidar esto, por si algún día me animo a escribir un libro". Y aunque ese día aún no ha llegado, me rebelé ante el posible olvido y desde aquel momento, empecé a escribir este blog.
Pero la historia tiene una estación intermedia. Y ese camino necesario, fue encontrarme de nuevo con la Dra. Jomeini.
 
A la Dra. Jomeini la conozco desde hace muchos años. Tantos, que ni era Doctora, ni muchísimo menos, ni había hecho méritos para ganarse ese apodo de ayatollah. Lo que sí hacía entonces, y muy bien, era escribir, escribir y escribir. Y tan bien lo hacía, que entonces pensaba que se equivocaba siendo médico, cuando debiera haber sido escritora. Puedo decir que en aquellos años surgió mi envidia por poder expresarme como ella.
 
La vida te lleva por distintos derroteros, como la corriente de muchos afluentes de un río, pero un buen día, navegando por estos inmensos mares cibernéticos, nos volvimos a encontrar. Y descubrí que seguía escribiendo y que compartía sus líneas en un blog.
"Eso es lo que quiero hacer yo" - pensé - Y se me encendió la luz. Y lo fácil, que es lo que te pide el cuerpo, hubiera sido imitar su blog y adaptarlo a mi propia vida. Pero debo decir que en su caso es un esfuerzo inútil. Su frescura, su humor y su ternura, traen tanta emoción junta, que desde el primer instante, me di cuenta que su estilo es absolutamente inimitable, único.
 
El redescubrirla dio comienzo a mi periplo por estas páginas, que tanta satisfacción me han dado. Empezó el día que descubrí El blog de la Dra. Jomeini. Así empecé a escribir el blog de Melkarr.
Recuerdo haberle consultado mis primeras dudas sobre cómo manejar esta plataforma y la paciencia y cariño con los que me dio sus consejos y ánimos para esta nueva y deliciosa etapa de mi vida. Incluso fue la primera en poner un comentario en mi recién estrenado blog.
 
El blog de la Doctora Jomeini se ha convertido en un clásico de la blogosfera. Es una referencia para todos los que de alguna manera hemos intentado seguir su estela de médico que escribe sus vivencias y persona que hay detrás del médico. A quien aún no la haya descubierto, le invito a sumergirse en sus posts, e ir descubriendo en cada uno de ellos, su maravilloso universo. En él, se han hecho famosos, junto a ella, esos personajes que forman parte de su micromundo: El Terro, Susanita, Su Santo y todo aquel incauto que sin saberlo trata con ella y acaba logrando el estrellato. Pero, ¿acaso hay alguien que escriba o lea blogs, que no sepa quién es la Dra. Jomeini?
"¿De verdad que conoces en persona a la Dra. Jomeini?" - me preguntaron no hace mucho. Y no sé si me creyeron, cuando les dije que sí. Al fin y al cabo, es la primera famosa de verdad, de la que puedo decir que es amiga mía.

Y precisamente por esa amistad, es lo que convierte el día de hoy en especial.
Hace unos meses, la Doctora me dio la noticia que hoy se ha hecho realidad. Hoy publican su primer libro, que sale a la venta después de una gestación tan larga y un parto más que distócico. Contiene una historia que no contaré, como tienen a gala los boletaires de mi tierra de adopción,  que no desvelan nunca el lugar donde recogen las setas, pero que seguro hará las delicias de todo buen Jomeinista, que los hay por miles, y de futuros conversos, que tras este libro, lo serán en un número mucho mayor.
 
Llegados a este punto, siguiendo de lejos su trayectoria, la Dra. Jomeini tan sólo me deja dos caminos: O bien seguir engordando la envidia que siento por ella, o mejor, seguir soñando cada vez que escribo, con llegar a ser como ella, el día que me haga mayor. 


1 comentarios:

Ana Glez Duque dijo...

Te queda una tercera opción: no compararte con ella. Porque siempre serás muy, muy especial por ti mismo.Te quiero mucho, Melito