Cada diez semanas me toca una guardia de domingo en una cercana ciudad catalana con nombre de empate. Ayer fue uno de esos días que dedico al noble arte del pluriempleo. Es una simbiosis entre dos ministerios: la escasez de médicos en el ministerio de Sanidad y la escasez de ingresos en el de Hacienda, que se lleva buena parte de nuestras nóminas.
Por tanto, cada vez que voy a Igualada, el único que pierde soy yo.
Pero al menos las guardias son tranquilas y si apenas sales, te sientes como un cooperante que dona generosamente sus ingresos para el bienestar del país y de sus dirigentes.
Pero dejemos de lado asuntos pecuniarios y centrémonos en lo que me ha llevado a escribir estas líneas: mis paseos por Igualada.
No puedo decir que aquí tengamos una presión de trabajo como la que me toca sufrir los infernales miércoles, la verdad es que no y de tanto en tanto se sacan de paseo, para que la ciudadanía pueda ver en qué se gastan sus impuestos.
A pesar de lo que muchos creen, los médicos temerosos de la central, también tienen sus homólogos en la atención primaria. De hecho ayer me tocó visitar un ambulatorio, pues me alertaban de un niño de 12 años inconsciente. La historia en realidad tal y como me la contaron es que cuando el padre se levanta, va a ver a su hijo y éste le dice que está un poco mareado, pero que durante la noche, mientras dormía a las cuatro de la mañana, notó que se quedaba inconsciente... Y ahí que va la ambulancia Medicalizada Porsiacaso. Faltaría más...
Junto a mi facultad había una librería que se llamaba Pathos, nombre muy apropiado, pues proviene del término griego enfermedad, de ahí la Patología, y los procesos patológicos a los que les debemos el tener trabajo.
Por eso me pareció muy adecuado que en las proximidades del hospital de Empateville exista un bar que se llama Salus, término griego que sin duda es el origen de la palabra salud. No creo que exista un nombre más acertado para un local enfrente de un hospital.
He tardado varios meses en descubrir la verdad: Nada de griego ni referencias clásicas. El dueño del bar se llama Salustiano, para los amigos, Salus.
Es lo que tiene haber estudiado ciencias puras...
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