-¿Qué es lo que ha pasado, Guille?
-Cuéntaselo a Papá, no tengas miedo- dijo su madre.
-¿El qué?
-Lo del cole, lo de esta mañana en clase... Explícaselo a Papá.
-No he hecho la presentación de mi poema.
-¿Por qué? Si ese poema para los Juegos Florales que has escrito sobre la Luna era precioso. Seguro que te eligen para representarlo en el teatro a todo el colegio. A mí me gustó mucho. ¿Verdad, Lourdes?
Ella asintió, mientras Guille comenzó a hablar y su explicación se llenó de sollozos:
-Estaba muy nervioso. Me puse a crujirme las manos y a temblar y todos se pusieron a reír. Entonces me callé, no continué y me senté en mi mesa.
-Pero si te lo sabías muy bien.
-¿Qué te dijo Silvia, tu profesora? --pregunté.
-Me dijo que no me preocupara y que volviera a salir a contarlo.
-¿Y saliste otra vez?
-No. Dije que no iba a salir más. Entonces me dijo que lo dejara para mañana.
-Pues mañana lo intentas otra vez.
-No, Papi. Me da mucha vergüenza. Seguro que lo hago fatal. Me da igual que no me elija nadie.
-Guille: no te tiene que dar vergüenza hablar delante de todos. Tú lo haces muy bien.
-No, Papá. No lo voy a hacer. Se van a volver a reír de mí.
-Escucha, Guille: -dijo su madre-. Con esa timidez no consigues nada. Piensa que es como un jugador de rugby, uno de esos que se escapa por la banda, vas corriendo a por él y lo placas con fuerza, como tú sabes hacer. Tienes que ganar a la timidez. Tú tienes que ser más fuerte.
-Con la timidez siempre perdemos cosas, Guille. Nunca, nunca, ganamos nada.
-Papa: tú me has dicho que cuando eras niño eras muy tímido.
-Por eso te lo digo, Guille. En mi vida me he quedado sin poder hacer muchas cosas por mi timidez. Y eran cosas que me apetecían mucho.
-No quiero hacerlo. Me da igual. No puedo.
-Escucha una cosa, Guille. Nadie sabe tu poema. Si te equivocas, no se dará cuenta nadie.
Se quedó mirándome, como cómplice de una estratagema que empezaba a gustarle.
-Te voy a dar unos trucos y verás cómo todo irá muy bien mañana.
-¿El qué?
-Cuando salgas, no te cojas las manos. Piensa que nadie se lo sabe mejor que tú. Es tu poema. Lo escribiste tú. Nadie puede decirlo mejor que tú. Empieza a hablar fuerte, para que te oigan los de la última fila. No mires a los que tienes delante. Mira la pared del fondo, luego despacio, mientras sigues recitando, miras la esquina del fondo a la izquierda, luego la de la derecha. Vas hablando despacio y entonces miras a la gente de la derecha, luego al frente y luego a la izquierda, y vuelves a empezar. Todos pensarán que les estás hablando a cada uno de ellos, pero en realidad tú estás dando vueltas con tu mirada por la clase sin fijarte en nadie. Así parecerás muy seguro. Ya verás que así te saldrá súper bien.
-Pero no voy a ganar.
-Da igual, Guille -dijo Lourdes-. Le ganarás a la timidez. Lo demás no importa. Tú eres más fuerte y podrás con ella.
Después de un rato, Guille se fue a acostar. Le di un beso de buenas noches.
-No te preocupes por nada -le dije-. Todo irá muy bien. Te quiero.
Apagó su luz, cerró sus ojos, y en seguida se quedó dormido.
Se hace de día. Hoy estoy de guardia en la ambulancia. Van pasando las horas y llega la hora de comer. Llamo a Lourdes. Estoy impaciente por saber de él.
-Espera -me dice, casi sin saludarme- Guille tiene algo que decirte.
-¿Cómo ha ido, Guille?
-Muy bien, Papi. He dicho mi poema.
-Me alegro mucho. ¿Qué tal?
-¿Sabes una cosa? Me han votado los niños y he quedado tercero.
-¡Muy bien! Estoy muy contento, Guille.
-Espera, que es el que ha quedado segundo dice que le da mucha vergüenza y que no quiere ir al teatro, así que iré yo.
-¡Qué bien! ¡Me alegro un montón!
-¿Sabes una cosa?
-¿Qué?
-Que me equivoqué en una palabra, pero como nadie sabía mi poema, no se dieron cuenta.
-¡Te lo dije!
-Ya...
-Guille:
-Dime, Papi.
-Que estoy muy orgulloso de ti. Te quiero mucho.
-Yo también, Papi.
3 comentarios:
Qué verdad es !!!: el tímido siempre pierde.
Me alegro mucho del gran final.
Como no podía ser de otra manera,.... Guille empezó a correr y no hay quien lo pare !!
Un orgullo es poder leer tus historias, cuando esa pluma se anima.
Como padre de una niña tímida,me apunto la jugada.
Un abrazo Mel!
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