El viento es testigo de estos dos amantes que se alejan y se acercan continuamente.
La tierra a escondidas del mar, coquetea con el viento, ofreciéndole sus montañas como regalo, para que las modele como un tornero experto, a su antojo y capricho.
El viento es un amante infiel que se une al mar, creando ese vaivén de salitre y agua, espuma y olas, que se contonean, giran y juegan a besar la seca tierra sedienta, que las espera con ansiedad. Ellas se retiran rápidamente y como la marea, poco a poco se prodigan más en ese acercamiento, para tras el clímax, retirarse de forma muy queda, hasta comenzar de nuevo.
Quiero volver a estar con ellos. Sentir la brisa marina en mi cara, salpicarme de las gotas del mar que chocan contra la roca. Caminar por la orilla, dejar mis huellas impresas en la arena, soñando con que mi impronta no se borrará nunca y que como iluso que soy, creer que Fuerteventura piense que formo parte de ella.
1 comentarios:
Para Guille:
Espero que de mayor ames las cosas con intensidad y por encima de todo, que seas feliz siempre.
Feliz cumpleaños, hijo.
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